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Experiencias

Tiempo de balances y proyecciones

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Llega el final del ciclo lectivo y no podemos evitar hacer balances entre las entregas de boletines, los exámenes recuperatorios y la organización de la fiesta de fin de año, entre otras actividades propias de esta época del calendario.

¿Qué nuevo hemos aprendido de nuestra práctica como docentes? ¿Cuáles fueron nuestros logros profesionales? ¿Cuáles son los desafíos que nos quedaron pendientes para resolver? ¿Qué proyectos o ideas no logramos concretar? ¿Cuáles son las preocupaciones y las motivaciones que dejamos pendientes para el próximo ciclo lectivo?

Sin duda estas son solo algunas de las tantas preguntas que nos surgen. Sin embargo todas interpelan a nuestra práctica profesional. Compuesta por incertidumbres, certezas, saberes y experiencias, muchas veces la naturalizamos de forma tal que no podemos ver la riqueza y el potencial de estos recorridos y las configuraciones que se van dando sobre la marcha de la cotidianeidad.

Luego de muchos años de investigación,  Sarason llega a la conclusión de que la enseñanza tiene un estrecho paralelismo con las artes de representación, como lo son el teatro, la música y la danza. El docente se desempeña de manera tal que cautiva, conmueve y estimula al auditorio de estudiantes.

Sin embargo, una representación no es un repertorio de improvisaciones, sino que es un producto final altamente organizado de un proceso. Un artista no hace lo que se le da la gana, la organización afecta a la representación.

En este sentido el artista lejos de ser considerado un ermitaño, solitario y bohemio hoy es interpelado como un iluminado, un profeta. Esto se interpreta porque en un contexto social mundial de incertidumbre, son los artistas los que se caracterizan por poder ver mas lejos, ir mas allá de un contexto determinado, presentando soluciones alternativas y originales. Tienen entonces, la capacidad de llevar a cabo su repertorio, pero con un marco de actuación flexible que les permite innovar y crear.

Ante este escenario podríamos pensar cuánto hay de común en las tareas del artista y las del docente, quien diariamente se encuentra realizando estrategias y practicas innovadoras o en palabras de Dewey, que despliegan toda su capacidad creadora.

Si la experiencia del arte logra cambiar la vida de las personas, la de la docencia también lo hace del mismo modo, con una diferencia que es que la docencia es la única profesión que crea profesiones, y he aquí un valor claramente diferencial.
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Retomando las inquietudes iniciales: ¿Cuáles son entonces aquellas prácticas escolares innovadoras que hemos realizado durante el año? Identificarlas no es tarea sencilla, por el contrario quedan subsumidas al orden de las acciones personales, de las experiencias vividas y no son registradas o compartidas sistemáticamente con los colegas. Se pierde entonces un conocimiento clave de la profesión docente.

¿De que manera podríamos poner en acción el ejercicio de registro y reflexión de las practicas escolares?  Las tecnologías nos permiten no solo utilizar las palabras, sino que también nos acercan otros lenguajes audiovisuales, como el uso de imágenes o videos para realizar un registro. Sin embargo a la hora de poner a dialogarlos, se crea una composición única y particular en pos de construir un relato, una reflexión, un mensaje o una narración.

Estos ejercicios en la docencia, imprimen un sentido nuevo a la vida profesional. Según Goodson y Walker, ayudarían a superar la idea de que la teoría es producto de los teóricos por tener que estar expresada en lenguaje técnico, y no de los maestros, quienes están inmersos en los fenómenos del aula y de la escuela.

Los registros no solo apuntan a dejar huella de las prácticas escolares, sino también de los detalles que hacen a las individualidades, idiosincrasias y sentidos.

Para Jackson los relatos en la educación tienen un valor esencial porque cumplen la función epistemológica de trasmitir un saber,  y transformadora ya que superan la mera trasmisión de información, sino que promueven una visión y actitud particular.

En el Diploma Superior proponemos diferentes instancias de producción, que suponen el interjuego entre las experiencias, trayectorias, intereses docentes y determinados conceptos teóricos. En general los docentes, directivos, supervisores y especialistas del campo de la educación, que realizan estas producciones las ponderan altamente y muchas veces destacan la poca ejercitación en la trayectoria laboral en este tipo de actividad.

La escuela como tal, es un lugar de producción de un conocimiento específico. Compartir con otros colegas los registros, narraciones y relatos sobre la experiencia educativa, nos permite reflexionar y construir nuevos sentidos, así como también comprender y contribuir al universo de las prácticas escolares. Entonces, dejar huella al crear y difundir estas practicas y poder conformar una comunidad de comprensión (Gadamer, 2008) entre colegas, puede ser una buena propuesta para comenzar nuestro próximo ciclo lectivo.

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Bibliografía

  • Alvarado, M. (1996) “La escritura en la escuela secundaria, de la expresión a la producción”, en: Revista Versiones, N°6, Buenos Aires.
  • Dewey, J. (1934) “Art as experience”, Menton and Balch, New York
  • Gadamer, H.G. (1991) “La actualidad de lo bello”, Paidos, Barcelona
  • Goodson, I., Walker, R. (1998), “Contar cuentos”, en: McEwan, H. y Egan, K. (comp.), La narrativa en la enseñanza, el aprendizaje y la investigación. Amorrortu, Buenos Aires
  • Jackson, P. (1998), “Sobre el lugar de la narrativa en la enseñanza”, en: McEwan, H. y Egan, K. (comp.), La narrativa en la enseñanza, el aprendizaje y la investigación. Amorrortu, Buenos Aires
  • Sarason, S. (2002) “La enseñanza como arte de representación”, Amorrortu, Buenos Aires
[alert style=”grey”]Artículo publicado originalmente en el blog de Curriculum de Flacso[/alert]

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