Desde el último encuentro de trabajo en la escuela de danzas “Aída Mastrazzi” sucedieron muchas cosas, entre ellas la llegada de las netbooks del programa Conectar Igualdad. Por lo que la jornada sobre el diseño del espacio de aprendizaje, se vio enriquecida con estos dispositivos que rápidamente fueron apropiados e incorporados por parte de las jóvenes estudiantes.
En coherencia con las actividades que se vienen llevando a cabo, en este encuentro se focalizó sobre cómo se materializan las ideas y se piensan en los condicionantes y posibilidades reales, para poder llevar el mundo de las palabras a los espacios concretos.
En un primer momento se conversó sobre las reflexiones construidas hasta el momento, tales como que los espacios flexibles generan imaginación. Luego, a través del trabajo en equipo y las preguntas y orientaciones de las diseñadoras de ConectarLab., las estudiantes comenzaron a darle forma a sus ideas, a partir de crayones, marcadores y afiches.
¿Qué debería permitir este espacio? Fue la primera inquietud que surgió. Algunas de las respuestas se vincularon a la luminosidad, flexibilidad y concentración (individual y compartida). Cuando se piensa en un espacio, es inevitable para el grupo hacer correspondencias con el cuerpo, por ejemplo lo frío y cálido puede referirse a una secuencia de movimientos fluidos y concatenados o cortantes y secos.
“Bailar es vida” escribe una de las estudiantes, y expresa que un espacio debe permitir “poder ensayar, divertirse y trabajar”, por lo que “debe tener música y ser amplio” sintetiza. “Pero la danza también es contradictoria”, retruca una compañera, porque “supone bailar en grupo coordinando entre todos y a la vez pensar individualmente”.
También existen “lugares que no son lugares”, dice una estudiante y los define como aquellos que son obstaculizados, impedidos. Para identificarlos se presento una actividad: recorrer la escuela en búsqueda de estos espacios, pero que además tengan como premisa plasmar los opuestos binarios que se abordaron antes (frío- cálido, concentración-dispersión, etc.) y que puedan ser mejorables, destinados al aprendizaje y compartido. Para ello, las estudiantes utilizaron la webcam y programas de captura de imágenes de las netbooks.
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Una vez que capturaron varias imágenes, se seleccionaron algunas y comenzaron a realizar dibujos en grupos que representaban a esos espacios, para intervenirlos con las ideas que emergieron en el recorrido.
¿Qué necesitamos para realizar estas modificaciones? Para la reconfiguración de los espacios los cambios no deben ser radicales, no se precisan grandes presupuestos ni materiales, sino buenas ideas y acciones concretas. Esta reflexión se originó a partir de la experimentación que realizaron las estudiantes con varios elementos, como por ejemplo de la creación de un puff a partir de una silla de plástico.
En esta idea de trabajar a partir de lo existente se llegaron a diseñar un aula y un patio, pensados como espacios de multiuso, que permitieran no solo la concentración y el trabajo, sino también el descanso necesario que favorece a la creatividad y al encuentro con Otros.
Estos espacios “flexibles, luminosos, compartidos y con naturaleza”, se proponen “sin marcas personales” como los graffitis en las paredes (que son característicos de la tradición escolar), o líneas rectas; por lo que “las mesas podrían ser redondas”, discuten las estudiantes, y las sillas plegables para “ganar más espacio y en las horas libres practicar coreografías”.
Lo importante, según las estudiantes, es que pueda ponderar la idea de que es de “todos y para todos” y que a su vez se proponen como un encuentro “rítmicamente equilibrado” entre la escuela de danzas y el bachillerato.
Este rediseño, que contó con elementos de varios encuentros, fue el puntapié para el próximo desafío: crear en grupos una coreografía que se inspire en esta experiencia. Música, espacio, técnica, relato, personas, iluminación, clima, audiencia, movimiento, vestuario, etc., son algunos de los elementos de las coreografías y que a su vez son paralelos a los elementos del diseño.
Con nuevas ideas, reflexiones y sentidos, las estudiantes ponen a danzar su cuerpo para diseñar los espacios de aprendizajes del futuro.
[/two_second][alert style=”grey”]Artículo publicado originalmente en el blog de Conectar Lab[/alert]