En el lapso de 2 semanas sucedieron dos eventos de gran importancia para el nivel superior. Separados por 1.189km, por un lado el 6to seminario internacional de educación a distancia organizado en Mendoza por la Red Universitaria de Educación a Distancia (RUEDA) y por el otro el Congreso de Docencia Universitaria llevado a cabo por UBA y ADUBA.
Eventos de gran magnitud, convocatoria de diferentes instituciones y especialistas invitados de diversas latitudes, generan la válida pregunta: ¿Qué traen de nuevo?
La primera novedad fue el alto nivel de preparación previa, ya que ambos eventos contaron con una plataforma multimedial desde la que se compartieron espacios de intercambios entre los ponentes e incluso los trabajos de las mesas de debate, que están a disposición para su lectura. Esta estrategia buscaba romper con los tradicionales espacios de intercambio, que terminan siendo expositivos y en los que cada ponente espera una aprobación de sus experiencias y no un diálogo genuino con Otros.
El verticalismo y las maneras de trasmitir el conocimiento propio de un espacio universitario, se ve hackeado por una consigna: responder preguntas a la hora de exponer, que en el intercambio interpelan, provocan y buscan proyectar a futuro. Esto no es menor si pensamos que quienes participan de estos eventos son profesores, titulares de cátedra, y no estudiantes.
En muchos casos esta lógica no fluía como se esperaba, y eso habla de la proeza que implica desentramar una cultura que es constitutiva de una identidad, pero que no tiene que ver con los orígenes fundacionales de la Universidad allá por el medioevo. A pesar de los anticipadores y del arduo trabajo de los moderadores, no fue una tarea sencilla.
Por otro lado llaman la atención los ejes y tópicos que son organizadores de la agenda, la tecnología ocupa un lugar ganado como condición de posibilidad ¿Qué falta entonces para que esto se materialice en las clases? En las mesas existieron matices que iban de propuestas embrionarias a proyectos consolidados en el tiempo. Aunque en su mayoría parecían caminar por los bordes entre el voluntarismo de un equipo entusiasta y la falta de marcos de validación y/o acreditación que garanticen una exitosa implementación.
[/two_first][two_second]Podemos decir que esta es una discusión en otros niveles, pero que ya se hace oír con fuerza en las prácticas de enseñanza universitaria.
Los modos de registro también fueron vitales, en la superposición de mesas, actividades, ponencias. Twitter se consolidó como un aliado para tener una foto sobre lo que sucedía en simultaneo, incluso para circular sugerencias y/o recomendaciones [ #RUEDA2013 y #CDU2013]. Imágenes y vídeos también daban cuenta de una extensión diferente, cargada de sentidos por sus autores.
Acercar a una comunidad que no pudo participar presencialmente los momentos relevantes, es como abrir la puerta al mundo una clase magistral o un teórico clave que muchas veces permanece fuera del alcance de actores ávidos por explorarlo.
Un buen ejemplo es la charla de cierre de Mariana Maggio del Seminario de RUEDA que se dio en la Universidad de Cuyo y que pronto se viralizó por las redes el video que ponía en primera fila del auditorio al quien lo visitará desde la plataforma YouTube.
Aunque tienta hablar de los ponentes invitados, ya sabemos que están en la punta de la innovación, y que lo valioso en ambos eventos fue generar otras dinámicas, cambiar formatos y encontrarse con experiencias, preocupaciones propias de nuestro país en mesas federales, con los actores que con poco y mucho tratan de irrumpir con el statu quo y generar un cambio de paradigma en la docencia en el nivel universitario. De afuera hacia adentro, las lógicas de los consumos culturales sociales hacen replantear los saberes socialmente válidos, formatos y prácticas actuales en estos ámbitos educativos.
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