Diseño en acción
[two_first]Esta semana el Equipo de ConectarLab. fue invitado a dictar un workshop para estudiantes de secundaria en Adrogué, en el marco de las jornadas del Colegio Newlands que tenían como objetivo acercar diferentes experiencias que inviten a repensar el dispositivo escolar.
Entre varios proyectos ConectarLab. está realizando una investigación-acción en relación a los espacios de aprendizaje del futuro, por lo que la propuesta para el workshop se denominó “Hackeando los espacios”. La convocatoria fue abierta a todas las edades, y lo que sorprendió fue la gran recepción y heterogeneidad en el grupo que nos recibió este jueves.
Muchas inquietudes y diversas expectativas es lo que generó en los jovenes inscribirse en la actividad ¿qué es un hacker? ¿y cómo será hackear el espacio? decían al comienzo del encuentro. La primera asociación de los estudiantes del término hacker, es con las prácticas de la cultura digital (como “hackear las cuentas de mail”) y no a una práctica que tenga que ver con los espacios tangibles, y mucho menos los espacios escolares.
En un primer acercamiento, se les propuso que en grupos pudieran explorar la escuela con otra mirada a partir de desafíos y consignas tales como “saltar un escalón peludo”, “sumergirse en un espacio cálido y salir”, “dar 20 pasos en un metro”, y muchas otras consignas que invitan a usar la creatividad para resolver las diferentes bitácoras. Todas las producciones quedaron registradas en celulares y cámaras de fotos de los estudiantes, dispositivos que usan cotidianamente y que cobraron otros sentidos a partir de los recorridos inspirados en la deriva situacionista de Guy Debord.
Luego de poner en común las estrategias que los grupos utilizaron para resolver los recorridos y reflexionar sobre la idea de desnaturalizar los usos de espacios; se propuso comenzar a plasmar la idea de hackear el aula. Algunas menciones que se hicieron previamente sobre la definición de este término novedoso es que implica: “desviar un uso a otro”, “modificar”, “re-crear” y “explorar las debilidades de algo para cambiarlo”. Estas ideas se convirtieron en la única consigna a respetar.
[/two_first][two_second]Una caja llena de herramientas, papeles de diversos colores y texturas, marcadores, telas, cartones, tijeras, entre otros, fueron los elementos que los jóvenes utilizaron para comenzar a apropiarse de las paredes, techos,mesas, sillas y pizarrones del aula.
En las dos horas que duró el workshop se llegaron a construir: un cesto colgante para guardar libros, carpetas, etc.; una mesa inclinada como un tablero que facilita la escritura y que además cuenta con un apoya pie; un origami-estante para guardar cosas en las paredes; un prototipo de paredes interactivas que simulan una gran tableta digital en la que pueden participar profesores y estudiantes y desde las que se invita a moverse para participar de la clase; una cama- pared para descansar en las horas libres, y una silla híbrida para generar otras posiciones y comodidad.
Con pocos elementos y buenas ideas, los jóvenes buscaron trabajar con espacios no ocupados en el aula, se enfocaron en la comodidad y en generar alternativas de diferentes posiciones con el cuerpo destacando que están muchas horas en la escuela sentados. Por lo que apareció el factor tiempo, aunque ligado al espacio. También reflexionaron sobre qué y cómo se podrían cambiar ciertos usos y dinámicas que en general se detectan como rígidas y no modificables.
Las propuestas en general se focalizaron en lo estático y solo se pensaron desde el movimiento cuando se asociaron a las tecnologías digitales. Estas son algunas conclusiones que alimentan a la investigación y a las próximas experiencias de co-creación de ConectarLab. Los estudiantes agradecieron compartir esta experiencia y mencionaron que se llevaron ideas y estrategias para pensar y construir sus propios espacios de aprendizaje.
[/two_second] [alert style=”grey”]Artículo publicado originalmente en el blog de Conectar Lab[/alert]
