Muchas veces para resolver un problema tenemos que mirar otros campos y así encontrar pistas que nos ayuden a interpelar de modo novedoso a esa pregunta incisiva.
En este camino los ambientes de alta disposición tecnológica (Maggio, 2012) en espacios escolares permiten nuevas y variadas formas expresivas ¿cómo inciden en las estrategias de enseñanza y en los procesos de aprendizaje?
Mientras voy procesando la variada e hipertextuada información de la primera charla con Mauricio Vazquez en el MediaLab de la Universidad EAFIT (Medellín, Colombia), vuelvo a recuperar una de las lecturas recientes: un trabajo de investigación de Dafne Muntanyola Saura sobre las habilidades creativas invisibles en danza: una etnografía del habitus coreográfico.
Sorprende la fluidez en el uso de categorías de pedagogías criticas como las de Bourdieu, Willis, entre otros y la metodología empleada como estrategias para reconstruir un proceso de creación que se articula en un determinado espacio, tiempo y trayectoria social. En este sentido es que podemos estar pensando no solo en el espacio de una clase de danzas, sino en cualquier aula de cualquier escuela.
¿Qué estrategias utilizan los coreógrafos y los bailarines para generar un proceso creativo? Para Dafne exceden a los operadores polivalentes (como la memoria corporal o muscular) centrándose en habilidades especificas que son producto del sistema cognitivo distribuido y corpóreo.
Algunas de las primeras reflexiones se centran en la afirmación de que los procesos de decisión de los artistas, a la hora de realizar una creación, se definen como sociales e interactivos. Esta es una habilidad profesional compartida e intersubjetiva, que no son universales sino que componen una matriz generativa en cambio constante (Bourdieu,1994).
Finalmente la investigación asoma una herramienta de aprendizaje exclusiva de los bailarines, que resulta un instrumento cognitivo, un mecanismo de sincronización y comunicación que se basa en un proceso distribuido de memorización.
Para explicar este hallazgo, la autora recurre a diferentes referentes del campo educativo e incluso menciona la noción de currículum oculto para desentramar el ejercicio de resistencia cultural que ejerce el propio bailarín.
Las habilidades cognitivas que operan son un conjunto de recursos distribuidos y corpóreos, en donde el cuerpo es un locus para la acción, comunicación y coordinación en procesos de creación y enseñanza.
Sin más preámbulos, les acerco el texto completo para que puedan danzar sus ideas e imaginar nuevas interpretaciones.